miércoles, 3 de noviembre de 2010

Los 33


¿Por qué una mina subterránea en la que trabajaban 300 mineros no contaba con vías de escape? ¿Cuál fue la responsabilidad de los dueños de la empresa en el hecho? ¿La compañía cumplía con la legislación para la actividad minera de Chile? ¿Por qué se autorizó la reapertura de esa faena si había sido cerrada en el 2007? ¿Cuáles serán las medidas de compensación? Crónica de un caso que conmovió al mundo.

“Estamos bien en el refugio los 33”. El pequeño papel, escrito con letra manuscrita y con un lápiz rojo, fue exhibido por el presidente chileno Sebastián Piñera: “Es el mensaje de nuestros mineros que nos dicen que están vivos, que están unidos”, añadió el mandatario.

La mina de San José está ubicada en las cercanías de la ciudad de Copiapó, a unos 800 Km de Santiago de Chile. El 5 de agosto se derrumbó en las profundidades de la montaña, a más de 600 metros de profundidad, sentenciando al aislamiento a 33 mineros. Durante 17 días no se supo nada de ellos hasta que los rescatistas, en una de las perforaciones lograron encontrar ese cartel: “Estamos bien en el refugio los 33”. A partir de ese día, los contactos se hicieron más fluidos, siempre a través de un canal de 15 cm de diámetro, por el que se les entregaba comida, agua y medicamentos.

Las obras de perforación se iniciaron el 30 de agosto y 47 días después, el 12 de octubre, empezaron a izar uno a uno a los 33 mineros a través de una estrecha cápsula de 53 cm de diámetro. Más de 1.000 millones de personas, con picos de hasta 1.200 millones, vieron el rescate de los 33 mineros en directo. Ahora, se transformaron de simples trabajadores a estrellas de rock.

Tragedia anunciada

Esta historia dejó al descubierto fallas en la seguridad y control del sector más importante de la economía chilena; salieron a la luz datos que dejan mal parados a las empresas y al Estado. Según una denuncia presentada por los familiares de las víctimas, el mismo día en el que la mina se vino abajo los mineros pidieron salir antes porque oían fuertes ruidos. El personal a cargo negó la autorización.

Los familiares de 28 de los 33 mineros demandaron al Estado y a los dueños de la empresa minera, por actuar con “negligencia” al haber permitido que la mina reabriese dos años atrás pese a existir preocupaciones por la seguridad de las instalaciones. La mina San José ya había sido clausurada y reabierta en 2007 por un accidente que causó la muerte de un trabajador. ¿Se podría haber evitado esta milagrosa tragedia si se hubiese tomado aquella muerte como una alarma definitiva?

Ahora, Piñera intenta poner mano dura en contra los dueños de la empresa minera. Según el presidente chileno, deberán enfrentar una gran responsabilidad; se los acusa de incumplir las normas de minería del país.

Aún no sabemos si el derrumbe era evitable. Es imposible predecir con cuánta intensidad fue el sacudón que se dio en las profundidades y si las estructuras construidas podían soportarlo. Pero sin dudas se podría haber paliado el sufrimiento si se hubiera cumplido la ley chilena: el aislamiento y la incomunicación generados eran evitables. No es aceptable que esto se repita. Lo principal es fomentar la ética y la responsabilidad empresarial y retirar los incentivos para la producción irresponsable.

Desde que la mina dejó de operar, unos 300 trabajadores quedaron desocupados. El presidente chileno declaró que la mina no se volverá a abrir mientras no se garantice la seguridad de quienes trabajen en ella.

¿Qué dice la legislación minera de Chile?


En el ojo de la tormenta

La intendenta de Atacama, Ximena Matas, le da una importancia considerable al suceso: “Este accidente va a marcar un antes y un después en lo que es la seguridad minera en Chile”. El accidente en la mina San José permitió conocer diversas falencias en el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) que se encarga de fiscalizar la seguridad en las minas.

El Sernageomin tiene 18 fiscalizadores para todo el país. Si tenemos en cuenta que en Chile hay más de 3.000 faenas mineras, no hay dudas de que los controles son de imposible cumplimiento, especialmente porque el 60% de los funcionarios del Sernageomin están en Santiago. En 2009 sólo llegaron a fiscalizar el 21% de las faenas mineras de la Región de Atacama.

En la gran minería se suelen aplicar estándares de seguridad internacional: la mayoría de empresas internacionales traen a Chile las prácticas con las que operan en otras partes del mundo. ¿Pero qué pasa con la pequeña y mediana minería? ¿Qué diferencia existe entre la mina San José, de mediano tamaño y las grandes minas chilenas? Las pequeñas y medianas empresas mineras sintieron el golpe del accidente: después de lo sucedido, el gobierno cerró decenas de negocios en dudoso estado por motivos de seguridad. Los inversores acusaron a Piñera de estar llevando a cabo una casa de brujas para tapar los errores del pasado.

La mina San José es una de las 35 empresas y 1.300 productores que a lo largo del país pertenecen a la categoría de mediana y pequeña minería. En Chile las minas medianas y pequeñas tienen entre 5 y 10 veces más de accidentes. No es casual que sean ellas las que están en el ojo de la tormenta.

Los responsables públicos del sector minero demostraron que estaban poco preparados para predecir el accidente. Así, ante la reacción, la presión y las críticas, Piñera se vio obligado a despedir al director de la entidad reguladora de actividades de minería en Chile, la Sernageomin.

¿La ley o su aplicación?

Los expertos afirman que la legislación, que data de 1983, cuenta con la necesaria regulación para la seguridad de los operarios; el problema radica en la escasa capacidad para fiscalizar que estas medidas se cumplan.

Sebastián Piñera prometió reforzar la seguridad minera en su país y triplicar el presupuesto para fiscalizar esa industria. “Trabajaremos para mejorar nuestras regulaciones laborales con el mismo compromiso y fe con que trabajamos para salvar a nuestros mineros”, dijo Piñera en una entrevista con la BBC. Prometió aplicar “estándares del Primer Mundo” y ratificar la Convención 176 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por lo que los trabajadores de las minas pasarán a tener voz en asuntos de seguridad. Tras el rescate de los 33 mineros de la mina San José la imagen de Piñera va en alza. Semejante acontecimiento hizo lo que años de carrera y campaña política no pudieron conseguir. Fue tan importante lo que pasó para los chilenos que logró posicionar a la centroderecha luego de 20 años sin gobernar. Su impacto es tan grande que hasta la imagen del propio Golborne, el ministro menos popular del gabinete, pasó a ocupar el primer lugar en las encuestas de aceptación realizadas en Chile.

Sólo el 46% por de los chilenos aprobada su gobierno en julio, según la encuestadora independiente Adimark. Eso aumentó a 53% en septiembre, y el 74% opina que Piñera es personalmente capaz de enfrentar una crisis y resolver problemas.

La enormidad de esta hazaña es inalcanzable. Este es un caso de valentía, esfuerzo, lucha, esperanza y, por qué no, heroísmo. Algunos lo llaman “El Milagro de San José”. Durante 70 días, 33 personas vivieron bajo tierra en condiciones tan adversas y desfavorables que cuesta creer que aún estén vivos. Después de este lamentable accidente los mineros serán recordados como héroes no sólo por haber sobrevivido a semejante tragedia sino que además por ser quienes iniciaron involuntariamente un alboroto tan grande que provocaron un cambio en la minería chilena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario